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jueves, 12 de abril de 2012

¿Qué digo cuando digo la Madre del Cordero? (Ensayo por Entrega)


Las elaboraciones emocionales e intelectuales -es decir las respuestas psíquicas ante la Muerte, el Erotismo y el Nacimiento- serán la base donde se edificará nuestra especie. Estamos destinados a la civilización pues -apelando a Roland Barthes- los procesos que a partir de nuestra separación de la animalidad nos conforman, son culturales, todos implican una intervención en lo dado -intromisión material e inmaterial- y una compleja creación a partir de ello.

De igual modo, el lenguaje responde al artificio creador que somos: un entramado sígnico y un andamiaje simbólico. ¿Qué digo entonces cuando digo la madre del cordero? ¿Por qué articulo estas dos palabras para significar “el meollo del asunto”,el quid de la cuestión”, su clave, la eventual revelación de algún misterio, su esencia, el problema en el que indago y su pretendida respuesta?.

¿Por qué madre y no padre?, ¿por qué cordero y no caballo?, ¿por qué no madre e hijo o hembra y cría?,  ¿por qué la unión de madre y cordero detonan un significado?, ¿por qué juntas significan lo que significan?, ¿qué hay detrás del entendimiento consensual/pactado que nos hace comprender en dicha metáfora lo que comprendemos?, ¿cuánto de dicho entendimiento se ha perdido en nuestra memoria?.

Muerte y Mujer que pare fueron, sin duda, fundacionales en el alumbramiento de la especie. Los códigos arquetípicos, los paradigmas de la sociedad originaria tuvieron en estas dos imágenes femeninas su pilar fundamental.  Riane Eisler en “El cáliz y la espada” nos informa como los abundantes hallazgos arqueológicos -a partir de los testimonios fechados como los más antiguos, a lo largo de los milenios prehistóricos y extendidos en un vasto territorio del planeta- muestran claras evidencias de la prevalencia del Culto a la Diosa Madre como la primera y más arraigada forma de religión. Entre otras claras señales se destaca la sistemática presencia en los enterramientos de las conchas vulviformes teñidas de rojo con un emplazamiento ritual en las tumbas. A veces también está teñido de rojo el cadáver. La Diosa acompaña a los difuntos. Se hace presente la rojez de la sangre, la sangre menstrual y cíclica de la mujer que desaparece cuando la Vida se alberga en su útero tal y como se extingue la sangre del cuerpo muerto. Otra evidencia es la simbología asociada a lo femenino siempre dispuesta en el acceso y en las zonas centrales de las cavernas paleolíticas y la masiva producción de estatuillas femeninas encontradas dentro y fuera de las tumbas cuyos pechos, traseros y abultados vientres expresan exacerbada e insistentemente la significancia de la mujer y su maternidad; “la fuente de la cual mana la vida humana es la misma que origina toda vida animal y vegetal -la Gran Diosa Madre o la Dadora de Todo-”, “por todas partes -en murales, estatuas y estatuillas votivas- encontramos imágenes de la Diosa. En sus diversas encarnaciones como Doncella, Antecesora o Creadora, ella es la Señora de las aguas, de las aves y del mundo subterráneo, o simplemente la Madre divina acunando a su hijo divino entre sus brazos”  (9). En ella se encarna, sin contradicción ni oposición alguna, sin antagonismo, la unidad pacífica y armónica de los Ciclos de la Vida y de la Muerte, un tiempo y un espacio donde la resurrección es permanente tal y como en la Naturaleza:   en el sentir y el entendimiento matrístico, el miedo se deshace. 


Si el recuerdo primigenio se conserva en la frase “la madre del cordero” ¿qué digo cuando en ella pronuncio la palabra madre?. Digo maternidad, el lazo sagrado entre la Vida y la Muerte; digo Muerte Vida y Vida Muerte, Madre Muerte y Madre Vida y Madre Mujer; digo Mujer Madre y Mujer Muerte. Digo Madre como digo Tierra y Naturaleza, dadoras de alimento. Y también digo que el don de la maternidad se ejerce a pesar y por encima del miedo, o, como nos enseña la misma Naturaleza, sin temor a la desaparición de sus criaturas individuales. La maternidad asegura para la especie lo que cada individuo desea para si, “a la humanidad y no al individuo es a quien se le puede asegurar la duración… Cuando en otoño se observa el pequeño mundo de los insectos y se ve que uno se prepara un lecho para dormir el pesado y largo sueño del invierno, que otro hace su capullo para pasar el invierno en estado de crisálida y renacer un día de primavera con toda su juventud y en toda su perfección, y, en fin, que la mayoría de ellos, al tratar de tomar descanso en brazos de la muerte, se contentan con poner cuidadosamente sus huevecillos en un nuevo ser, ¿qué otra cosa es esto si no la doctrina de la inmortalidad, enseñada por la naturaleza?.” (10)


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(9) El cáliz y la espada, Riane Eisler, Editorial Cuatro Vientos, onceava edición, 2008, pág.3 / pág. 21.
(10) Metafísica del Amor. Metafísica de la Muerte, Arthur Schopenhauer, Ediciones Folio S.A., 2007, págs. 56 y 57.

22 comentarios:

Katy dijo...

Asi es como lo dices. Pero aunque sea así no mejora para nada nuestra estatus ante el varón. Que a la vez nos necita y por esta misma razón a veces mustra su contradiciones despreciandoi a la mujer en muchas culturas aún hoy día.
Bss y buen finde

Nereidas-andresdeartabroblogpost,com dijo...

Hermosa entrada teñida de mitología .
los mitos nunca trataron de definir al mundo, pero si trataron y tratan de explicarlo , ahora no es Adán ni Pandora ,ahora es física cuántica, universos paralelos o Evas magallnes.
Más que interesante tu entrada.
Besos.

Nieves Martín dijo...

Para mi la vida, es claramente matriarcal, después surgieron miedos y la fuerza ganó a lo espirutual...

Me encantó esta entrega!!!

Besos :)

Manolo dijo...

La madre del cordero.
Esta claro que la madre del cordero, es la que lo pare, y es la que hace grande el rebaño. Desde las primeras consciencias humanas como bien nos dices se ha adorado esa figura grávida que aloja una vida dentro de sí, tanto como esperanza para el futuro, pero quiero creer que también en agradecimiento por la propia vida donada.

Vida y muerte unidas y recíprocamente necesitadas para existir como lo son la luz para la sombra, pero nos enseñaron a temer a la muerte para usar ese miedo para lo que se usan todos los miedos, para dominar al temeroso, para controlarnos, y secuestrar lo más natural de la vida que es la muerte, transformándola en algo con lo que mercadear con la promesa de glorias e infiernos, a cabio de la adoración de cualquier dios; alejándonos así de algo natural como lo que indicas al final de tu relato que es la muerte de los incestos con los primeros fríos del otoño, dejando la herencia genética que renacerá en la próxima primavera, como renace la vida en cada alumbramiento.

Gracia por tus reflexiones compartidas, mucho besos

Rembrandt dijo...

Eva, mientras te leía iba recordando unos versos de Miguel Hernández donde la madre , el hijo y la muerte se encuentran presentes,
"...La vida, madre: la vida.
La vida para matarse.
Mi corazón sin compaña.
La guerra, madre: la guerra.
Mi corazón sin compaña.
La guerra, madre: la guerra..."

La madre como figura central, en la Vida ya que la muerte forma parte de ella.
La vida que como bien dices al final, renace con cada primavera. La inmortalidad de la especie, lo eterno, lo perpetuo en el tiempo.

Besos y un placer seguir leyendo tu ensayo que siempre me lleva a la reflexión.
REM

El Gaucho Santillán dijo...

Yo lo conocìa como "La madre del borrego".

Y hay una deformacion humorìstica, que es "La madre de Dorrego".

Buena data. Muy interesante.

Un abrazo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Me quedo pensando por qué habrán optado por cordero -o borrego, como bien acota el gaucho! jejeje

un abrazo.

Noris Marcia dijo...

Eva, me gusto mucho tu entrada, una mezcla de mitologia y realidad.
Ha sido un gusto leerte...como siempre, amiga, eres genial.
Un abrazo,

S. Oró dijo...

Eva, me ha gustado mucho esta primera parte de tu ensayo, me gusta leerte y disfruto viendo como juegas con las palabras y los giros. Siempre te sigo. Un abrazo fuerte..

Enhorabuena por tu hija y tu nieta.

Felicidad Batista dijo...

Eva, el ensayo sigue enriqueciendo tu análisis y profundización en el misterio de la vida y de la muerte. Pero a su vez va abriendo nuevos enigmas. La metenidad como garante de la inmortalidad. La madre como hacedora y trasmisora de vida que permetúa al frágil ser humano que se desvanecerá en las redes del tiempo. Implacable engullirá cada vida pero el útero materno no cejará en alumbrar aunque sepa que la muerte va adherida al cordón umbilical.
Un placer aprender leyéndote.
Un cálido abrazo

El conocimiento es un amigo mortal dijo...

También hay mujeres que han hecho infecundas sus entrañas para no perder la redondez de sus ombligos.

Un beso.

Ambrosía ignota dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ambrosía ignota dijo...

Siempre existan hechos para debatir en la realidad de nuestros actos, queda claro que nos acomodamos a cada evento. Lo unico que es indiscutible es que todo tiene una etimologia y un porque!

… cada minuto, segundo, semanas y décadas dividen a la memoria y al tiempo por cada espacio no utilizado en este momento http://alejso.blogspot.com/2012/04/ambrosia-mes-de-marzo-de-2012.html

Perdona que no existan tildes en mi comentarios, pero hoy me esta falltando esa tecla y tambien la "e" otros dias.. jo' seguramente en el pasado las he presionado mucho..

un abrazo.

Marisa dijo...

Excelente ensayo, Eva. La mujer -es una obviedad- es el motor que hace girar al mundo, desde los orígenes hasta nuestros días.
En cuanto a esa expresión que analizas, "La madre del cordero", tiene reminiscencias religiosas y en España es una especie de interjección para expresar: "¡La Virgen!", es decir, una expresión de sorpresa. El "Cordero" es Dios (que se hizo carne), y su madre, es la Virgen María.
No sé si es Chile tendrá ese significado.

Un placer leerte, querida Eva, siempre.

Besos.

Abela dijo...

Eva,leerte me lleva a reflexionar..."la madre del cordero", es un expresión tan arraigada en nuestro lenguaje que nunca nos paramos a pensar de donde pueda provenir.., realmente el mundo en sus orígenes era eminentemente femenino, a través de la historia el lenguaje demuestra el intento del macho por anular y ningunear a la mujer.
Mira, hace poco hablamos sobre el tema ¿porque cuando te lo pasas bien, en medio mundo se dice "de puta madre" y en algunas zonas como México se dice "me lo estoy pasando padre"?, al hombre lo enaltecen a la mujer la denigran.
Un besito,que me he enrollado mucho.

PACO HIDALGO dijo...

Muy bueno debe ser la obra de Riane Eisler "El cáliz y la espada". Es cierto que desde la más remota antigüedad hay un culto a la fecundidad, llamémosle Gea, diosa Tanit de los fenicios, las diosas madres o Venus auriñacienses de la prehistoria (con esos cuerpos abultados en pechos y caderas y sin especificar ningún rasgo más) o las estatuillas de las culturas precolombianas. La materinidad y el erotismo se han fundido siempre: asunto cultural? trasfondo genético o animal? No sabría responder bien, pero indagaré. Un fuerte abrazo.

maruja dijo...

Empezar por muerte, erotismo y nacimiento, ya es una declaración. Soy negada para la filosofía, pero tu exposición es muy clara.

Gustavo Figueroa Velásquez dijo...

Eva:

Sin duda que tu ensayo ha logrado atraparme y me deja inquietudes sobre el tema de la vida y la muerte, el nacimiento, el erotismo y la perpetuación de la humanidad que no del individuo.
Tendré que releer tu ensayo en su totalidad y tratar de entender mejor tu exposición.
Te envío un gran abrazo y un beso con el sabor de la primavera escandinava.

MAJECARMU dijo...

Eva,me alegro volver a verte de nuevo.Gracias por tu visita.
La madre-mujer es naturaleza y la naturaleza es vida y muerte,renovación continua,sin duda...Ahí está el sentido de la vida en un vivir y morir renovándose continuamente,dando lo mejor de uno mismo,así es,amiga.
Mi felicitación y mi abrazo grande por tu profundidad y buen hacer.
Feliz fin de semana,Eva.
M.Jesús

Mercedes Vendramini dijo...

Gracias por tu visita!
Excelente este sitio!

Saludos.

Pluma Roja dijo...

Llego a agradecer tu visita y a conocerte. Te sigo.

El actual texto me parece muy interesante e ilustrativo descubro un sitio excelente para continuar visitarlo.

Saludos cordiales.

Ana dijo...

Por mis pagos decimos "la madre del borrego". También me parece que borrego o cordero hace referencia al rebaño, como dice Manolo.
La madre como origen de todo. Y no puedo dejar de pensar en la cultura latinoamericana, en los pueblos originarios, y la Pachamama. Nuestra madre tierra, nuestro origen, contención y destino.

Un abrazp!

Un abrazo!