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lunes, 25 de enero de 2010

La Vedette, el Boxeador y la Parca




El motivo de estas líneas es la dramática muerte de nuestro boxeador (Q.E.P.D) que tantos triunfos ha dado a nuestra ciudad. Es imposible referirse a este hecho sin mencionar a las dos mujeres implicadas en el caso: la vedette que lo amó en sus tiempos de gloria y lo cobijó en sus desvaríos postreros, y la Parca (más conocida como La Muerte), quien finalmente se lo llevó. No vaya a pensarse que ésta tuvo injerencia en su vida tardíamente. Que la anduvo tanteando y tentando desde temprano, eso no se puede negar. Como una abnegada custodia lo veló desde el minuto en que amoratado, desnutrido y prematuro arribó  a este mundo en la sala de espera de un hospital. Conocido es el relato de su niñez, historia de desamparo, abusos y carencias. Conocida también la bravía población del puerto donde sobrevivió a combo limpio, a punta de quebraduras y costillas rotas, lidiando con la miseria a costa de hematomas y sangre. Encumbrada en un cerro, vista desde el cielo, esta barriada se asemeja a un agujero que a presión, ha hendido la ladera como si la tierra no hubiese soportado el peso del hacinamiento. Hecha a mano según el capricho de quienes fueron tomándose el terreno y avecindándose y ahora con viviendas milimétricas entregadas por el presidente de turno, tan aglomeradas como antes. Si no se es de ahí, fijo que se pierde en medio de sus vericuetos, atajos y callejones. Y se pierde para siempre.

Recordemos que siendo un niño y para calmar la tripa, se hizo un experto en  robar pescados de los camiones en marcha, saltando con la agilidad de un gato sobre la mercancía. Con tanto salto y con la vida siempre sobresaltada ejercitó su astucia, sus músculos y sus sentidos hasta que, quien fuera su primer entrenador le vio vencer a tres muchachos que, como él, buscaban  monedas y  alimento por las calles porteñas. Su carrera como boxeador fue meteórica,  parecía haber sido parido en un ring. Unos cuantos noqueados bastaron para reflotarlo sobre la línea de la pobreza, unos cuantos más para tener un buen pasar, educar a sus hermanos, dar descanso y comodidad a su madre lavandera y deshacerse del ebrio progenitor. Sus puños cruzaron fronteras velozmente, los medios se deshicieron en halagos, cursilerías, morbosidades y chovinismos varios y en el intertanto nuestro púgil siguió golpeando, hasta conquistar todo lo que un rico posee. Sin embargo, como todo crack que se precie, celebró cada una de sus victorias en los patios eriazos y las calles sin asfaltar del mísero barrio que lo vio nacer y que hoy, tras su fallecimiento, se apresta a rendir  honores al héroe peso pluma, cara de matón y alma infantil que conquistó la admiración de los narcos, la gratitud de las dueñas de casa, el corazón de ancianos e infantes, el aplauso de los pastabaseros y el beneplácito de los lanzas...




Pastabasero o Angustiado: así se le llama en Chile a los consumidores de pasta base, deshecho de la cocaína; droga que ha hecho estragos en los sectores pobres de mi país.



"Lanza": término chileno para referirse a un tipo de ladrón que asalta en la calle y cuya característica es la rapidez con que efectúa el atraco; corriendo a gran velocidad quita generalmente carteras, mochilas y joyas.  Ser víctima de él, es ser víctima de un "lanzazo".

... Distinta es la biografía de la vedette. Ella es oriunda de una isla sureña. Sus dotes artísticas se revelaron desde su más tierna infancia cuando en las coloridas embarcaciones -acordeón, virgencitas y agua ardiente- participaba en los cantos votivos con una fiebre que afiebraba a todo el pueblo. Chiquilla diabla le gritaban las viejas, temerosas de las fiebres y sus afiebradas consecuencias. Su nacimiento -por decidor azar- coincidía con la fecha más importante del santoral comunal, entiéndase el hundimiento de la Santa Palmenia en las aguas ribereñas de la isla.  Cada año, el alcalde, siempre preocupado por los sufragantes más alejados del continente y siempre atento a la preservación de la religión nativa, enviaba costales de harina, sacos de papas, mallas de ajos, ajíes verdes y colorados, brebajes alcohólicos diversos y algunos dineritos de las arcas fiscales para engalanar a la santa en su día.

La tradición imponía que a la Palme, como le decían con amistosa devoción, se le confeccionara un nuevo vestido, un nuevo manto y una nueva corona. Las mesuradas discusiones entre las señoras lugareñas destinadas a decidir quien se encargaría de esta piadosa tarea, terminaban necesariamente en una gresca de película, hasta que el párroco con iluminada paciencia lograba zanjar el pugilato. Nadie, ni siquiera el cura, daba importancia a estos hechos de violencia en plenas vísperas de un acontecimiento tan pío,  ya que aunque tirones de mechas e insultos mediante, año tras año se llegaba a un consenso.  Para el cumpleaños número 17 de la Teresita, su madre ocupó tan alto puesto. La joven participó en la tintura de las telas, en la compra de encajes, cintas de colores, hilos satinados y cuentas diminutas y brillantes. Puntada tras puntada estuvo atenta a los mágicos dedos de su madre mirándola extasiada, entonando cánticos con igual intensidad y exaltación. Esta actitud por parte de la chiquilla, le hizo perder el miedo a la herejía y, dada la innegable similitud de tamaño entre su hija y la imagen, le pidió el favor  y ella se lo concedió con fervorosa entrega. Ese fue, según nuestra vedette ha confesado, el portento que la enfiló por el camino de las plumas, las lentejuelas y los meneos… en ese momento me di cuenta,  una revelación es que le dicen, cuando mi mamita me puso el traje, puta es que ni le cuento lo que sentí cuando el manto rozó suavecito mi espalda, fue como si algo aquí dentro se me quebrara. Como que me transporté ¿vio?. Mire, todo iba re bien hasta que mi mamita me pidió que me subiera a la mesa pa ver lo de la basta, pa no tener que agacharse ¿ve?, por lo del lumbago, y así lo hice, y así estaba ella con los alfileres en la boca cuando la Natascha, una vecina que teníamos,  prendió a todo volumen la radio justo cuando se ponen a tocar un mambo de esos que ahora bailo como para resucitar a un muerto,  eso dicen. La cosa es que una luz muy pero muy brillante me iluminó tanto que quedé como en tinieblas y lo único que escuchaba era ese sonido tan sabroso y dicharachero de los platillos ¿me entiende?, de ahí pa delante no pude parar, quedate quieta chiquilla tonta -gritaba mi mamita-, sosiégate te digo, mas respeto con la santa niña, y yo la escuchaba como si estuviera requetecontra lejos, como de la ultratumba que le dicen,  y como yo no podía sacarme el dichoso movimiento de las caderas, me entró un miedo terrible, ¡es que yo sabía que estaba cometiendo un pecado muy grande!. Entonces le rogué a mi mamita que me clavara bien fuerte, bien fuerte con los alfileres pa ver si así reaccionaba y de paso castigarme por manchar la santidad de la Palme, pero fue pa peor la cuestión, como que me gustó el castigo ¿vio? y la cosa ahí si que se puso color de hormiga… es que me dio por arremangarme el vestido y estaba como embelesà mirándome las carnes que se movían sin freno, pa que le digo, éstas de arriba como potro en celo. Mi pobre madre se golpeaba el pecho al tiempo que me mandaba al infierno y la copuchenta de la Natascha que había estado mirando por la ventana, fue con el cuento pal pueblo y en un abrir y cerrar de ojos ¡se lo prometo! estaban todos ¡hasta las más beatas! mirándome extasiados, como adorándome ¿me entiende?.  Y yo, putas pa que le voy a mentir, yo estaba dichosa, como espléndida, como fantástica, como por allá por las alturas y en lo único que pensaba era en mi futuro de vedette y pa serle franca,  ya se me habían ido todos los remordimientos y las llamas de Satán no me importaron nada. Fue una cosa muy rara le diré, como un imán, no sé, un llamado, algo que se hace o se hace no más, ¿vio?. Así que lo hice no más. De repente, me puse a correr y a correr y a correr, y seguí corriendo como cabra loca por los roquerios sujetándome la corona con las dos manos y con el manto revoloteando detrás mío y toda la gente gritando -¡se nos arranca la virgencita, atájenla!-. Figúrese que los pies me quedaron toditos ensangrentados. Me habré desmayado o me resbalé o quién sabe, el asunto es que caí como plomo al mar.  Desperté tres días después, vaya a saber donde, medio enterrada en la arena con el vestido, la corona y el manto intactos. Pa no creerlo ¿verdad?. Fue un milagro ¿sabe?, la Palme me salvó...
Palmenia Pizarro, famosísima cantante chilena, gran intérprete de boleros y música del Perú, país donde residió por mucho tiempo. El nombre de la Santa en este cuento alude a ella.

... Ya en tierra firme, se bautizó Yorka y en el más ardiente Night Club del puerto inició su carrera. En la isla aún se recuerda a la santita que un día se humanizó y recordando su martirio hundióse en las aguas por segunda vez. 

Sin aquella celestial intersección, nuestro crack no hubiese encontrado a esta diosa de carnosos pechos y nalgas ágiles. El hechizo fue inmediato y fulminante. Tras sus innumerables aventuras con cuanta bailarina de cabaret se le pusiera por delante, finalmente echó ancla con la Yorka. Ninguna, poseía un estilo tan encantador y peculiar; sus versátiles versiones del mambo y de la rumba, de la cumbia más pura y el bolero más romántico, hicieron leyenda. Pero, ante todo,  el sello inigualable de la Yorka fue el irrenunciable arrobo que provocaba en los parroquianos, sin distinción de procedencia, ni de credo ni de clase.

Lo que sigue es de público conocimiento, si no lo fuera estas líneas póstumas no le importarían a nadie. Se trata de la entronización ineludible en un genuino cuento de hadas. Sólo así son posibles las veneraciones y homenajes. Digámoslo entonces: juntos, el boxeador y la vedette amasaron felicidad, fama y fortuna; recorrieron el mundo, conocieron lo que nunca imaginaron, cumplieron sueños y saciaron ambiciones, se permitieron sofisticaciones y extravagancias, se deleitaron con todo tipo de derroche y llorosos recordaron el pasado, que los inviernos arriba del barro, que la sopita y el pan, que la falta de navidades; y en cada ataque de nostalgia se desprendieron de cuantiosas cantidades recibiendo honores por ser almas caritativas y conscientes; repletaron estadios y coliseos, famosas boites, centros nocturnos y bares, fueron acosados por periodistas y fanáticos posando para los flasch con sonrisas incansables.

La Parca siempre estuvo allí, en medio de todo, en medio de ellos, al centro de la dicha; mas, recurriendo a sus dones prestidigitadores y a su gusto por los disfraces, pasó inadvertida entre tantos laureles, oropel y festejo. Subrepticiamente, y silenciosa, esta milenaria y sempiterna mujer, consideró que ya era hora de pasarle la cuenta al campeón, mal que mal siempre había sido su compañera y lo había protegido mejor que el ángel de la guarda. Al principio sus arremetidas fueron esporádicas, un malestar por aquí, otro por allá, una que otra jaqueca, una punzada o algunas náuseas, unos vómitos de vez en cuando. La Yorka atribuía estos achaques a las últimas contusiones recibidas y para reponerlo preparaba enjundiosos caldos, bailaba para él, cantaba canciones de cuna para espantarle el insomnio. Con gran dedicación y la destreza heredada de su madre, le confeccionó una nueva bata finamente bordada para su próximo asalto. Se pasó horas haciéndole arrumacos y masajes. Le rogó a la Palme, le prometió mandas y regalos, preparó brebajes, lo incitó con fantasías bellas y perversas, pero nada, absolutamente nada dio resultado. Nuestro púgil dejó de ir a los entrenamientos, canceló las peleas pactadas, se embriagó para siempre, gastó dinerales en apuestas y juergas, pensando que de este modo recuperaría el entusiasmo, sin embargo la Parca no le dio tregua, lo llamaba, insistente, con su canto de sirena y segaba sus pasos con la guadaña. Hasta cuando vai a seguir, párala, mira en lo que te hai convertido, dai lástima, sabis que más, cualquier día de estos me largo. Pero la vedette no se iba y al boxeador nada le importaba su llanto amargo.

Hasta que por fin, la Parca derechamente le invitó a la cama. Y, como él, por muy enfermo que estuviese, era un macho muy macho, le fue imposible negarse, la infidelidad, pensó, podría ser una cura, así que se encamó, pero en vez de mejorar empeoró, palideció, adelgazó, enmudeció y su apariencia fue, cada vez más deleznable. Una tarde, la Yorka lo encontró con sus tijeras costureras amenazando al aire, profiriendo palabrotas, dando tumbos y manotazos. La medicina tradicional no encontraba explicación razonable ni los psicólogos consiguieron nada ni con fármacos ni con terapias. Cadenas de oración, homeopatía, sahumerios y  nada. Nuestro héroe sucumbía a manos de la Parca, y era que no, ella no pierde ningún combate. Cuando se cercioró que ya era su hora para pasar a mejor vida, compasiva le concedió su último deseo y al despuntar la noche, a empeñones lo llevó hasta el muelle.

Sabiendo de mi cercanía con el púgil,  me telefonearon de la comisaría contándome que  habían recibido una llamada de una señora que no quiso identificarse y que decía haberle visto muy a mal traer,  vociferando incoherencias, al parecer presa de un dolor muy grande. Cuando llegamos al lugar de los hechos, una veintena de gatos nos impidieron el paso. Relamiéndose los hocicos y con sus ojos amarillos y punzantes, provocaban un respeto tal que tuvimos que armarnos de palos y de coraje. En los night clubs del sector la fiesta comenzaba, los niños pobres del puerto se aprestaban a robar pescados de los camiones en marcha, y el hedor a la matanza diaria se cernía sobre nosotros intimidante. El muelle estaba atiborrado de sacos con los desperdicios de las pesqueras, mazamorras de pieles escamosas y pedazos desmembrados, y nuestro boxeador con los ojos muy abiertos y vidriosos  Q.E.P.D. en su nicho de tripas putrefactas. 

26 comentarios:

BEATRIZ dijo...

Uff! que fea manera de morir por decír...no hay manera hermosa de morir cuando se hace precipitadamente, de insólito, queda el shock y la historia más viva para contarse. Lo has hecho genial Eva y de paso, conocimos a la mujer del boxeador..¿qué será de ella ahora? ...si te digo que yo nomás cada vez estoy menos lista para esas cosas.

El cuento muestra el costumbrismo pueblerino, lo recra a medida, muy bueno.

Un placer pasar por tu cala.

Katy dijo...

Hola Eva esta vida tan bien recogida y narrad en tus palabras resulta fácil de entender. No me gusta el boxeo así que no se quien era, pero cuando tu lo recoges en un post, debió de ser conocido. Si es como cuentas a pesar de dura infancia no olvidó sus raices lo cual le honra como persona. (Q.E.D.)
P.D. Ya tengo solucionado lo del enlace si es que aún te apetece hacerlo.
Feliz semana

Mercedes Pinto dijo...

La vida de este boxeador y compañía parece muy interesante, me he quedado a medias, volveré.
Un placer leerte.
Un abrazo.

Angeles dijo...

Hola Eva,gracias mil por tus palabras,viniendo de otra artista es un honor¡¡¡
Todos los abanicos tienen un mismo precio,lo unico que varia es la calidad del abanico.

Los de madera barnizada salen a 20 €+gastos de envio y los de peral a 30 €+gastos.

Un saludo cordial y disculpa la demora.

Silencios dijo...

Hacia mucho tiempo que no escuchaba el broche final de tu magnifico relato, y un escalofrío ha erizado por completo mi espalda.
Te felicito, Eva.

mil besitos cielo

Teresa dijo...

Perdió el último asalto, como todos los que aquí quedamos.

Q.E.P.D.

Un relato que describe totalmente lo que fue la vida del boxeador y la de la vedette.

Describes la vida misma, el porque hay personas que llegan a tener fortuna en la vida, pero nadie se preocupa de saber lo que fue su vida hasta llegar al podium.

Excelente.

Felicidades Eva.

Xiomara dijo...

El boxeador y la vedette que bien describís la vida misma…me gusto como lo relatas y llegue a su impactante final…besos

Anónimo dijo...

gracias por compartir, la verdad no conocía esta historia, de estos personajes de tu País.
un abrazo

El Drac dijo...

Lamayoría de los boxeadores terminan con estragos cerebrales,daba pena ver a Muhamad Alí cuando loinvitaban a una presentación y sobre las vedettes sería bueno que en alguna oportunidad puedas postear cómo acaban las mujeres de la vida fácil,ahora que se ha vuelto una moda entre las chicas;porque con el personaje de tu historia queda una sensación de que se puede llevar esa vida y acabar bien, lo que no creo sea posible.Bueno lindo tu relato

Capuchino de Silos dijo...

Eva: ¡Enhorabuena! Me encanta tu manera de escribir y de relatar, aunque la historia en sí me haya dejado sin habla.El relato, aunque muy triste, ¡magnífico!
A mí no me gusta para nada el boxeo y a este señor (Q.E.P.D) menos. ¡Que vida tan dura, tan sacrificada y tan difícil de sobrellevar! Pobre gente.Me apena mucho. No, ¡¡¡muchíiisimo!!!.
Un fuerte abrazo y gracias por compartirlo.

Unknown dijo...

Que curioso el relato... está bien lo de las dos mujeres..

... pero la realidad... es que la tercera en discordia... Parca... trata a todos por igual....

.. eso tiene de bueno que no juzga a las personas....

...Fue él mismo, el pujil quien se juzgó como despojo... y se metió en un mundo de riesgo del que...no facíl salir, sin heridas... o terminar como él lo hizo.

Muy interesante....

Aunque a mi en estos relatos me gustaría siempre saber como quedo ella, la vedette... sóla y triste... o rehace su vida???

Seguro que es dura y rehace... él sin duda mucho puño y poca cabeza.

Por otro lado esto de la lucha libre está volviendo acá a resurgir... que estuvo muy mal visto, pues fue un deporte que se estilaba con el dictador... y los sociatas, condenaron como ...

de mal gusto y que no se estilaba...

.. afortunadamente la historia y el tiempo, pone las cosas en su sitio.. y al que le guste.. que lo vea y lo entrene..

Besitos Cala

...

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Me quedé totalmente enganchada con este relato. Historias duras, paralelas, tristes. Se juntan, se complementan y se desangran, se lastiman, se mueren...



Lástima que que sean ciertas.

Hasta cada rato!

Milo Pratt dijo...

Potente relato! te conduce al corazón de la vida de los personajes sin problemas.

Muy bien logrado el pasaje en que se habla del púgil logrando la admiración de pastabaseros y demás personajes poblacionales!

Los pasajes de la voz de la narradora a la de los personajes mismos en primera persona están bastante bien logrados:

sosiegate te digo!!!

jaja... gran frase chilensis!

muy buen cuento Eva, felicitaciones!

Milo Pratt dijo...

para que veas que me quedé pegado con el sosiegate.

La Rae reconoce sosegar como miticar y aplcar los anímos, e ínculse sosegate, con la acepción chilena, pero como modismo de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay... no Chile, porque en Chile decimos sosiegate... ¿se puede dereviar de algún modo de sosegar? pensé que podía ser el imperativo, pero siemrpe según la RAE el imperativo de sosegar es sosiega... asi que tenemos al final una construcción gramatical bastante compleja imperativo de sosegar + pron personal 2° persona del dativo y acusativo, en función : enclítica, enclítico quiere decir: 1. adj. Gram. Dicho de una partícula o de una parte de la oración: Que se liga con el vocablo precedente, formando con él una sola palabra; p. ej., en la lengua española son partículas enclíticas los pronombres pospuestos al verbo.

Interesante o no?

Yo al menos siempre pensé que era alguna deformación de la lengua "original" o de la "norma" un modismo o algo así... al final es una forma gramatical bastante compleja diría yo...

abrazos de nuevo!

Marisa dijo...

Una vez más se pone de
manifiesto lo poco que
dura el boato y la fiesta,
cuantos serían en el fulgor
del estrellato y que pronto
se olvidaron del que
finalmente muere custodiado
por los gatos.
Una triste historia pero
real como la vida misma.

Lo has narrado de forma
excelente.

Con este lindo homenaje
demuestras un gran corazón.

Que descanse en paz.

Besiños

LUMPENPOETA dijo...

Eva este cuento es excelente diría yo, excelente. En verdad. Sacado de la vida misma, ¿Chile?, ¿México? ¿El Salvador? el boxeo, deporte de pobres. La parte de la vedette es surrealismo puro, ataviada de santa se descubre vedette. El triunfo, la gloria chovinista y luego la muerte, este pedazo, la Parca, narrado como una alegoría, espero no equivocarme, enseña que los boxeadores, además de pobres -o tal vez por eso- nunca podrán acceder más que a su propia muerte, el verdadero triunfo de todos sus encuentros.

Ah, que precioso en verdad. narrado con un lenguaje tan claro y cotidiano con ciertos requiebros poéticos con aire popular.

Me ha encantado.

Abrazos, desde mis propios encuentros tal como en cuadrilátero.

AUGUSTO ZORRILLA dijo...

Cuánta riqueza hay en personajes suburbanos pues nos otorgan matices de toda índole que dan vida a sus protagonistas. En el Perú a esos "Pedros Navajas" les llamamos cogoteros, vienen en grups de tres a 5 te aprietan el cuello y medio asfixian robando tus pertencias. Ni qué decir de la PAsta básica, es la droga más nociva pues sus insumos atrofian el organismo. Mucha gente talentosa cayó en estos vicios del círculo de la droga que los gobiernos no pueden hasta ahora controlar por su inutilidad perniciosa, empezando por USA que es el principal consumidor, si pueden detectar a un mosquito q entraen su país , acáso no puden intercerptar un barco con toneladas de cocaína, ellos forman parte de la misma hipocresía.

Un abrazo y te felicito por tus escritos.

Pablo Fer Racines dijo...

Que importante es siempre escribir descarnadamente la realidad de nuestra lacerante realidad social ,no se por que me recordó a la novela de <Dostoyevsky en La casa de los muertos .

Muy bien Eva

Liz Alvarez dijo...

HOLA ,PASÉ POR TU BLOG Y ME GUSTA LO QUE ESCRIBES .Además ví que haces críticas de arte,no querrías pasar por el mío? .Soy pintora y también tengo otro blog en el que estoy iniciandome en la poesía pero solo de modo rudimentario.Te espero.gracias

La abuela frescotona dijo...

QUERIDA EVA, EL BOXEADOR Y LA VEDETTE, SON EL FRUTO DE LA NECESIDAD Y MISERIA SOCIAL A QUE SE VEN SOMETIDOS CIERTOS GRUPOS SOCIALES, Y QUE LOS GOBIERNOS DE TURNO SABEN EXPLOTAR EN SU BENEFICIO.
LA PARCA ES LA FRUTILLA DEL POSTRE , QUE NUNCA FALTA A LA CITA.
UN ABRAZO AMIGA

Jose Joel Rios dijo...

Con o sin imperfecciones gramaticales, me parece un relato cotidiano, que a largo plazo se hace parte de nuestra idea autóctona. La razón es real y como ley natural, sin diminutivos o aumentativos es una situación clásica de nuestra inercia de convección. Querer perfeccionar el modus-vivendi que nos atrasa automáticamente.

Q.E.P.D

Adela Muñoz dijo...

Muchas gracias Eva. Vivir aquí y ahora es un reto constante. Tal vez es la forma de vencer, por eso, la inconstancia. Me alegra de que hayas conseguido acercarte a ti misma.
Gracias por seguir mi blog. Un abrazo

Elisabet dijo...

No conozco al boxeador ni a la vedette pero me han enganchado sus historias. De dos personas con unas profesiones tan pasionales (para bien o para mal) no se puede esperar una vida lineal y aburrida, ni siquiera cuando esta acaba.
Muy gracioso el parrafo en que la vedette descubre que su pasion es el espectaculo.

(perdon por la falta de acentos, este teclado no tiene y me duele a la vista)

Anónimo dijo...

eva que noble
nombre,
te bautizaron
a ti,
la pecadora
supuesta
del supuesto paraiso,
y el apellido
que enjundia!
de aquellos conquistadores.que llegaron por el faro,
a destruir lo que
fuese,a su paso
acristianado!
lidia-la escriba

Luis Edgar Olmos Nieves dijo...

Hola Eva, definitivamente éste artículo es sensacional, con un lenguaje enriquecido, se habla de historias urbanas que pese a un escenario lleno de cimas y simas tienen un único destino, la parca.
Te mando un fuerte abrazo y acá tienes a un gran admirador, adoro tu blog.

Anónimo dijo...

Un gusto leer tan bella narrativa, vos tenes muy buena imaginación y conocimiento del tema.
besitos.