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miércoles, 20 de junio de 2012

¿Puede la Guerra ser Santa, mi Dios? (Ensayo por Entrega)


¿Puede la Guerra ser Santa, mi Dios?

El distanciamiento que acontece en nuestro transcurrir cultural entre lo catalogado como femenino y lo catalogado como masculino, arrastrado desde la división del trabajo en los tiempos neolíticos, se conserva en el vínculo de Jesús y su posterior iglesia. Su iglesia es patriarcal y por ello, tal como esta naciente institucionalidad desechó y ajustó los contenidos paganos a las nuevas ideas dominadoras, hubo de acomodar el mensaje de Cristo a sus propios intereses guerreros y jerarquizadores. A pesar del Amor predicado por Jesús, su iglesia se funda en el terror emocional e ideológico y en la imposición de sus dogmas mediante el uso de la coersión y la fuerza.

Los mentores ideológicos de la cristiandad promulgaron que la vida era una fase preparatoria para llegar al Más Allá; una propedeútica. La muerte de la materia es el fin de esta fase, la Muerte es un segundo nacimiento que será eterno. Esa es la promesa de salvación. Siempre y cuando no peques. Y no pecar significa, ante todo, hacer lo que la Iglesia dice. “Llegó un tiempo en que el hombre tuvo en cuenta –mucho  más que cualquier otra cosa– las recompensas o los castigos que podrían sobrevenir después de la muerte.”(16)  En la Edad Media, La Patrística (los Padres de la Iglesia), fundamento  de la Iglesia Católica,  habla de la muerte como buenaventuranza “basándose en la dialéctica que produce la muerte como castigo, y de la muerte como acto de redención, el cual aboliendo el pecado, acabara por abolir también a la muerte… la muerte se transforma en el paso previo para alcanzar la salvación. Pero existía otra muerte, aquella que era la condenación, la condenación eterna, los tormentos y los demonios, las bestias del Apocalypsis y las llamas del averno. Todo esto, por siempre. Una muerte espiritual equivalente a la condenación del alma.” (17) El cielo o el infierno según los pecados cometidos. Recompensa o castigo. La perpetuación del miedo en la psique de la especie.
El Cerrojo
Jean Honoré Fragonard

Detalle
En el siglo XVIII la historia muestra una poderosa reaparición de la Transgresión Erótica. Esta centuria  llamada el “siglo galante” y también el “ siglo de las luces o de la Razón”, se estructura, por una parte, en la conducta epicúrea, asociable al espíritu de la transgresión, y por otra, en la filosofía racionalista, anexada claramente al interdicto. Búsqueda de satisfacción intelectual y sensorial, liberar los sentidos y hurgar en el pensamiento como única fuente evolutiva. Una época ésta que logró, más en la teoría que en la práctica, un mayor equilibrio entre el torrente erótico de la Vida y la necesidad de un ordenamiento social para que la Vida se encauce. Surge el Enciclopedismo y  la noción de Progreso; Kant escribe Crítica a la Razón Pura, Adam Smith sienta las bases del Capitalismo Moderno a la vez que la Revolución Francesa pretende erradicar las diferencias de clase proclamando la igualdad de las personas. Fueron los tiempos de una burguesía empoderada que permitió el ateísmo y que fue testigo del debilitamiento político de la Iglesia Católica. La Inquisición fue criticada, surgen las primeras declaraciones de derechos humanos y los primeros movimientos feministas.

La búsqueda intelectual fue acompañada por un deseo de elegancia y esplendor, una época que ante el apogeo económico, dilapidó. Adoradora del arte y el ardor creador, escéptica en materias religiosas. Lo fastuoso, las maneras corteses, el placer y la gracia, la sensualidad y la voluptuosidad son elementos que la creación artística recoge en un estilo y una propuesta de belleza que se permitió ser licenciosa, lujuriosa y satírica. La erótica de la época encontró allí su salida.

La Ilustración y su fe a toda prueba en la razón, rechazó la concepción patriarcal de un orden social establecido y jerárquico como producto de la voluntad de Dios. El valor de la libertad, la igualdad y la fraternidad quebraron revolucionariamente esa imagen estática de la realidad humana. Jean Jacques Rousseau planteó que nacemos libres e iguales y que este derecho natural autoriza a romper con las cadenas impuestas. Se abrió entonces la posibilidad de fundar una sociedad más equitativa y solidaria, una reelaboración de ciertos aspectos de la visión matrística mediante la supremacía de las ideas seculares por sobre las ideas religiosas. Lamentablemente, la ideología económica que sostuvo a esta sociedad secular y moderna -el capitalismo- a pesar de sus ímpetus vanguardistas, conservó la estructura de clases, la confianza en la guerra y el colonialismo; enfatizó la adquisición material y con ello promovió la codicia y la competitividad. Con el comunismo se repite el mismo fenómeno: se persigue una sociedad sin inequidad pero los métodos para llegar a ella siguen siendo violentos y jerarquizadores. El objetivo no se condice con los métodos, la meta se diluye en el camino, se reinstala porfiadamente la dominación y la desigualdad. 


Este ha sido el sino de nuestra historia. El anhelo matrístico de una forma organizativa vinculante y de mutua cooperación nunca ha desaparecido, vemos sus continuos brotes y rebrotes y en cada uno de ellos la humanidad alcanza algún logro en tal sentido; sin embargo, siempre parecen ser una “golondrina que no hace verano”, un minúsculo grano de arena en un extenso e infranqueable desierto.
   
………………………………………………………………………………………………..
(16) Las lágrimas de Eros, Georges Bataille, Editorial Tusquets, pág. 35.  

(17) Doctor Ignacio Duarte García, Departamento de Anatomía Patológica Director del Programa de Estudios Médicos Humanísticos de la Universidad Católica. Fragmento capturado en Internet.

23 comentarios:

Unknown dijo...

!!Hola,Eva!!

Creo q la democracia es una forma de cultura neo matrística, un modo de vida q rompe con el patriarcado, pues se fundamenta en el respeto, en la colaboración, en mirar al otro como un legítimo otro en el espacio de convivencia. Es una cultura q puede solucionar los conflictos no a través de la lucha, sino en la conversación, en un proyectar de un q hacer juntos, q es por lo demás lo q constituye la constitución de cualquier país,un proyecto de convivencia.

Un buen ensayo,eva,he tenido q leer algunas cosas para analizar bien algunos puntos q no sabia,pero al final,creo q lo he entendido y te he puesto lo q pienso en mi humilde opinión,espero q no ande muy desencaminada.

Muchisimos besitos y gracias por tus visitas a mi humilde espacio,eva.

Emilio Manuel dijo...

Entonces, la conclusión de tu relato es que "el hombre es un lobo para el hombre" como así dijo Hobbes ¿no?.

Desde mi punto de vista es que el hombre no es ni Rouseau ni Hobbes, es un termino medio, capaz de crear y de matar al mismo tiempo.

Un abrazo.

Katy dijo...

Por supuesto que no existe ni una guerra que sea santa ni justa. Matar, violar, asesinar, someter en nombre de una de una ideología ya sea religiosa o política es aberrante. Así lo veo yo y lo siento. Imponer peor aún.
Pero el pasado ya no ser puede cambiar. La moral siempre ha sido cambiante afortunadamente
Pero solo menciones el cristianismo que a pesar de los pesares dejo una gran cultura y que a día de hoy no tiene influencia salvo a para sus seguidores que pueden elegir hacerlo o no.
Nada dices de las religiones que a día de hoy siguen con esa ley y barbarie en dónde la mujer es un objeto en manos del hombre y son millones, y se sigue matando en nombre de Dios.
Bss Eva

Manolo dijo...

Hola Eva, como siempre ha sido un placer leer tu texto, y solo puedo decir que lo has expresado claro como el agua de manantial.

Y a modo de confesión te he de reconocer que me resulta imposible entender que los humanos seamos tan absurdamente tontos, sin la existencia de un dios todopoderoso, no se puede ser tan obtuso sin una dirección muy superior, imposible otra explicación.

Al final me declararé creyente del dios de los lerdos, por ser el único de existencia confirmada.

Un fuerte abrazo

Felicidad Batista dijo...

La evolución de la sociedad en sus vertientes organizativas, sociológicas, políticas, morales o religiosas ha tenido siempre una estructura pendular, fiel al axioma taosita del yin y del yan. A una etapa oscura, regresiva conservadora, intolerante…ha seguido un período expansivo, liberal, progresista… Aunque este planteamiento sea aparentemente simplista no lo es tanto si descendemos a los detalles y muy especialmente a la intrahistoria. Todos los períodos tienen sus luces y sus sombras. En la Ilustración, enciclopédica, científica, aventurera, humanista, anticlerical en buena parte, que sembró la semilla de lo que hoy entendemos por democracia, el poder se desplazó de los palacios a las asambleas, a los parlamentos. El control pasa a manos de una clase mercantil y comercial emergente: la burguesía. Una vez más la maquinaria ideológica se pone en marcha y los nuevas herramientas sociales y morales están al servicio de unos intereses que poco entienden de los valores humanos más allá de planteamientos filosóficos o hermosas declaraciones de derechos plasmadas en las nuevas Constituciones. El capital es el fin.
El poder, por tanto, más allá de las corrientes ideológicas más conservadoras, liberales y democráticas ha sido un territorio blindado a los planteamientos de la sociedad matriarcal. Ahora bien, fuera de ese cerrado núcleo de poder, en el arte, en la literatura, en las manifestaciones y movimientos sociales, en las utopías, en las luchas en las barricas del siglo XIX, por ejemplo, en costumbres y comportamientos y en tantas otras circunstancias que se enhebran en el tejido social de todas las épocas, ha persistido y persiste una visión matriarcal de facto.
Encantada de continuar reflexionando a partir de entradas tan valiosas como tu ensayo.
Abrazos

Antorelo dijo...

Una guerra no puede ser santa, tal y como entendemos la santidad.
Excelente texto.
Saludos

Marisa dijo...

La Guerra solo puede ser Santa para las religiones en general, cuyo objetivo principal es mantener en el poder económico-social a sus líderes con instrumentos como el miedo, la violencia, la tortura, la Inquisición, el fanatismo, la intolerancia, la discriminación, la extorsión con el Infierno...
Hay una frase en tu texto que se me ha quedado clavada en mi lectura: "No pecar es hacer lo que la Iglesia dice".
Habría para un ensayo -o dos- con esta frase que comparto en su totalidad.

Buen trabajo, Eva.
Un beso.

Abela dijo...

Eva todas las guerras son motivadas por las religión principalmente, y por motivos económicos en última instancia, tu has expuesto, perfectamente, la transición a lo largo de los años, pero en el fondo vemos que el pueblo, siempre, ha estado manipulado por los poderes económicos y religiosos,y que la cosa ha cambiado bien poco. por desgracia.
Un gusto leerte. bss

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Este ha sido quizás el artículo en el que más hemos coincidido, Eva. Como siempre, impecable en el razonamiento y fácil de transitar, el texto.

Un abrazo fuerte.

P.d
hoy he tenido un poco más de tiempo para disfrutar tu bellísima y selecta galería de arte!
=)

Nieves Martín dijo...

Eso de poner a un dios sea el que sea dirigiendo las guerras en su nombre siempre me ha parecido una aberración.
Para mi DIOS -sea de la religión de sea- es equivalente a amor y la guerra es cosa de hombres necios.

Me ha gustado leerte, esta temática es fascinante.

Un beso :)

Mista Vilteka dijo...

Bueno, genial el tono del texto. Algo me hace recordar al tono del Apocalipsis o quizás de algunos apartes de la Divina Comedia. ¿Guión del Señor de los Anillos?

Me ha gustado mucho. Sí, de la justicia infinita del Viejo Testamento al amor infinito del Nuevo. Un campo medieval en donde más vale pensar en lo que sigue que en lo que toca, no en vano Rapunsel no hacía más que peinarse; un Renacimiento de la razón y el hombre como medida y fuerza medidora y un siglo dorado del imperio de la razón como medio por excelencia para aprehender el Todo en un reloj universal. Lástima que, a tanta fiesta y pachanga, le llegó el XX con la inconsciencia, la mecánica cuántica y la teoría del caos a prender el bombillo y bajarle al volumen a la música. Y nos desinflamos como se desinflan los niños que al romper la piñata, les cae agua.

¡Muchos saludos! Me quedo leyendo cositas más que esto está pa' un tinto y ya casi una cervecita.

F:

P MPilaR dijo...

Pues sí, bien anuncia el enunciado: Somos palabra.
Y somos hombre en tanto no somos lobo.
Y tejemos democracias por no destejer esos pretextos de guerras en que siempre anda invocado un ídolo operando de dios y vulgarizando religiones, cualesquiera sean.
(Claro es que no guerra no es sinónimo de paz, que es amor)
Ahora bien, tu exposición es impecable.
Como impecable lo escrito.
Abrazos, Eva

R.D.Network dijo...

Hola Eva!
No entiendo cuando la religión, a través de sus representantes, se convierte en actor político y, en vez de acentuar los valores de hermandad y humanidad, exacerban el odio y la violencia entre semejantes...
Beso grande!


RoB

Loli Salvador dijo...

Hola, tu blog es excelente y el tema de hoy
da para mucho. sólo con
una conducta limpia podemos
hablar de santidad.
No hay justificación, la guerra
con sus implacables ejércitos siembra el terror y el hambre,
hay heridos graves, prisioneros, devastación y saqueos.
Siempre aparece por medio
un botín irresistible (tierras, prósperas ciudades,
ricos tesoros), incluso se llegó a justificar que con las
torturas se purificaba el alma
a través del dolor.
Recordemos a ciertas órdenes religioso-militares que
mientras fueron pobres no
tuvieron que rendir cuentas
pero fueron perseguidos cuando acumularon riquezas.
Es la codicia del hombre la que causa el mal, tenemos
esa inclinación, su origen
no acaba de explicarse por
eso la vida humana tanto individual como colectiva
se presenta como una lucha,
a veces dramática por
eliminar el sufrimiento a todos
los niveles.

Un abrazo y que tengas un buen día.

Adriana Alba dijo...

Ninguna guerra puede ser santa, el hombre en su libre albedrío es el artífice de su destino(y lamentablemente muchas veces del destino de los demás) Dios no es un viejito con barba blanca, montado en una nube, bajando o subiendo el pulgar.
La distorsión sólo impera en las mentes distorsionadas.

Excelente texto dulce Eva.
Mil besos.

Belén Rodríguez dijo...

Jamás una guerra tendrá la consideración de santa, por más que se empleñen en santificar barbaries absurdas que sólo tienen como meta el poder.
Si además este calificativo se lo otorga la Iglesia, la incongruencia es aún mayor si cabe.
Y llegamos al punto de partida: hombres que quieren dominar a hombres utilizando cualesquiera métodos y disfrazando éstos de santos.
Utilizar el temor para conseguir objetivos concretos aprovechándose de la ignorancia del pueblo y prometiéndoles a cambio el cielo.
Es lo mismo que actualmente vemos en el pueblo árabe: personas que se inmolan por alcanzar su cielo mientras son manejados sin rubor por aquellos que se dicen sus "hermanos".
Muy buena reflexión para esta semana.
Un abrazo.

Lola Barea dijo...

Hola Eva, buenas tardes, muy lindo spot con texto muy interesante,
La verdad que yo nunca entendi eso de: La guerra Santa" pero bueno sus razones tendria,
me ha gustado tus letras querida amiga, te felicito por ellas, gracias por compartirlas, te dejo un abrazo de luz, con cariño , Lola.

María dijo...

Siempre compartes unos brillantes temas para debatir, es un placer entrar a tu blog.

No creo que ninguna guerra sea santa, no hay razón para matar, ninguna razón.

Un beso.

► JOTA ENE ◄ dijo...

ººº
Eva, gracias por tu presencia en mi blog.

Besitos desde Lisboa !

FJavier dijo...

Genuina Eva, pienso en las guerras y veo la destrucción precoz y fácil de los que poseen la mayor y más frágil de las amenazas, el conocimiento. Cultura de la depredación. Empapados en miedo, inermes y desnudos los imagino violentados por una muerte solitaria, fría, nocturna y apartada. Después, sometidos ya a las rutinas del vencedor, toda historia se convierte en despropósito e impostura. Cultura de la infamia.

Hay un tipo de conocimiento, con una doble dimensión individual y colectiva, que es más que un instrumento para reflejar una verdad objetiva, para saber o añadir conocimiento al conocimiento. Me refiero al que constituye un poderoso dispositivo para configurar un espacio de vida en común, el conocimiento instrumento para convivir. Es la única razón válida porque es la única en la que puede sobrevivir. Y con él la esperanza.

Mi respeto y admiración para cuantos aportáis vuestro grano de arena.

“…
Un hombre desarmado siempre es un firme bloque:
sabe que no es estéril su firmeza, y resiste.
Y los pueblos se salvan por la fuerza que sopla
desde todos sus muertos.
…”
MH

MAR dijo...

Luego por felicitarte nuevamente por tu Blog fuera de serie, en cuanto a cultura y tu punto de vista NO MENOR...
Te vengo a desear un lindo fin de semana, un abrazo grande y abrigado y un QUE BIEN LO PASAMOS EN LA JUNTA BLOGGUERA jajaja, me caiste muy bien, eres genial.
mar

Sara O. Durán dijo...

Acabo de verte en un sitio, en donde he quedado enseguida de ti en seguidores...
Vine a darte un abrazo y desearte muchas cosas buenas. Espero que estés de maravilla y creando mucha belleza con tu arte.
Besitos, querida Eva.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Esa idea vinculante reconoce tiempos prístinos, y a pesar del periplo de la humanidad por estadios históricos que han reportados, fases denigrantes del humanismo y la razón humana, por caer el hombre en el empleo de la más execrables técnicas de la violentación y la tortura, para dominar(no gobernar y administrar) la sociedad, en la enseña del pavor, no se desdeña, menos se olvida, está larvada en la mente humana, para que realmente, vuelva a darse si no como en los tiempos primitivos, un contrato social, que ponga al ser humano en la idea del respeto por el otro, y lo hago cooperativo, y políticamente participante, para la construcción de una sociedad, que se preocupe por el desarrollo humano, y no lo humano, como siempre ha ocurrido-bajo tantas etiquetas políticas, que a la hora del té son la misma onda capitalista- al servicio del desarrollo económico.

UN abrazo estrecho. Carlos