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lunes, 29 de marzo de 2010

La llave.


Elena es hermosa y está de novia con la vida. Su infancia trepa por la existencia como si ésta fuese un monte en primavera y la naturaleza se doblega ante el verde ímpetu de sus ojos. Conoce lo que pronto olvidará pues transita el umbral de lo que desconoce. 

Domingo, día de visita a la casa de los tíos. El tedio de estas tardes lentas, donde la sobremesa se extiende hasta la hora crepuscular y los adultos se congelan en el pasado y sus recuerdos, se ha ido transformando en un espacio milagroso para ella. De repente nadie la ve. Entonces, mientras ellos se enfrascan en la memoria y tras unos cuantos brebajes comienzan las disputas políticas y religiosas, Elena se dirige en busca del tesoro que hace mucho ha encontrado reservándose su hallazgo sólo para sí. Los laberintos de esta enorme, oscura y añeja casona le han entregado todos su secretos; deambula por esa maraña de escaleras y pasadizos sin temor alguno, acicateada por la recompensa que sabe obtendrá. Ni los chocolates, ni el juguete más preciado, ni los mimos de su padre ni las caricias de mamá, se le comparan. Jamás renunciaría a dicho caudal aunque tuviese que enfrentarse a los monstruos más horribles o a los castigos más infames. Ya ha sobrepasado duras pruebas: extraños olores, objetos desconocidos, crujidos inasibles, dimensiones vacías y empolvadas, arañas que salen de amarillentos papeles, flores mustias en jarrones enmohecidos, sombras aterradoras y un silencio abismal repleto de voces mudas.

La travesía comienza en la cocina -burbujeante como el caldero de una bruja-. La Juana es la hechicera y es tan vetusta y enigmática como la casa en la que sirve desde hace 30 años. Como experimentada maga sabe del arcano que la niña ha descubierto y la niña comprende que la anciana conoce de aquella ignota revelación. Hoy, se lleva un jugoso durazno en el bolsillo. Le gusta sentir la vellosidad de su cáscara entre los dedos aunque termine causándole escozor. También le gusta chupar el cuesco tras haberse deleitado con su carne. Después, la biblioteca. Grandes estanterías atiborradas de libros de diversos tamaños y grosores y una colosal lámpara, cuyas lágrimas de cristal tintinean al ritmo de su respiración. 
Su predilecto es el Barba Azul, lo ha leído al revés y al derecho pero sólo hasta el clímax del relato, podría narrar a la perfección la historia de estas tres hermanas seducidas por este hombre poderoso que les satisface sus caprichos y les ofrece un cómodo pasar lleno de lujos y placeres. Sólo hay una restricción: jamás entrar a la habitación que está en la cumbre del castillo, nunca jamás usar la llave más pequeña del manojo que pende tentadora junto a las demás.  Calabozo y muerte son las represalias ante dicha eventual insubordinación. Sin embargo, una de estas jóvenes mujeres, desobedece. Curiosa, desprendiéndose de la ingenuidad y del miedo, se deja llevar por el deseo de acceder a lo prohibido y conocer lo que le es vedado. ¿Qué sucede cuando la cerradura se abre?. Elena lee, jadeando y con el corazón desbocado, pero, inexorablemente, siempre en ese mismo instante - y privándola del desenlace- la música del piano llega a sus oídos. Entonces, cierra sigilosamente el libro. Espera unos minutos y cuando las armonías, las cadencias, los acordes y los arpegios inundan el ambiente, prosigue su viaje por chirriantes escalones hasta el último escondrijo del antiguo caserón. Allí,  su primo José, ensaya y ensaya para su próximo concierto. Es el orgullo de la familia, con a penas 16 años ya demuestra su genialidad y maestría. Para Elena se trata de un muchacho huraño y solitario. Lo ha escudriñado por el cerrojo y por la delgada ranura entre la puerta y el suelo, y desde esa precaria visión, ha construido formas para este territorio clausurado: la renegrida mancha del instrumento, la silueta encorvada del pianista, sus palmas cóncavas sobrevolando el negro-blanco de las teclas que se hunden bajo la presión amorosa, colérica, frenética, briosa o dulce de sus yemas...  tiembla al pensar que intespestivamente el piano se detiene, la puerta se abre y el joven descubre tamaña intromisión. Mas, ese estremecimiento es mínimo ante los espasmos vertiginosamente deliciosos que arrancan de sus manos. 
El sonido la penetra y ella abre su pureza sin pudor. 

Con las mejillas encendidas, saca la fruta del bolsillo, abre la boca y la muerde dejándose chorrear contra todas las reglas de la buena educación; su sabor y su textura se suman a las sensaciones e intensidades que giran, girasoles gigantes sobre un pastizal sin límites; sembradío de luz, delgado hilo de luna, curvo y centrípeto, caracol de prófugos océanos; marejadas huracanadas llueven pececillos que se descaman sobre las nubes. Elena, el piano, su primo, la biblioteca y el cuento inacabado son ahora una misma melodía que detona como la explosión del origen. 

Cual mariposas excarceladas revolotean las páginas del libro y en la cocina, las sopaipillas con chancaca bullen en la marmita. La Juana revuelve con fruición, alza la vista y sonríe. Rememora cuando infringió la orden del Barba y encajando la llave en la aldaba abrió para siempre la puerta de su propio misterio. 

31 comentarios:

Katy dijo...

Hola Eva, hermoso relato dónde se se confunden la realidad con la ficción. Sueños de una adolescente entremezclados de deseos. Intriga hasta el final, con desenlace inesperado.
Besos

Adriana Alba dijo...

Que bello relato Eva, como siempre un lujo leerte. Espero estés bien.
Cuando quieras pasa a visitar un blog de amigas, si bien hacen un comentario sobre mi espacio, vale la pena visitarlas, comparten para construir un mundo mejor.

http://mujeresconstruyendo1.blogspot.com

Abrazos!

Ana Gracia dijo...

Querida Eva, me senté con ropa cómoda frente a la computadora para leer porque sabía que La Llave me iba a traer un enorme placer, disfrutar con cada descripción desde la textura de la cáscara del durazno hasta su juguito.
Curiosamente escribí dos cuentos para adultos en los que utilizo en uno como símbolo la fruta, en otro la llave.
La narración, el ambiente y los personajes, el erotismo.. ¡todo tan bien logrado!
Voy a volver a leerlo! Esto es Literatura, así con mayúscula!
Supongo que tenés libros editados, pasame la información porque sería un gusto comprarlos.

Un gran abrazo!

Gladys dijo...

Hola amiga Eva como siempre un gusto leer tus leyendas,como
impedir trasportarse al pasado,
me imagine yo en mi niñes
usmiando en la casona de mis
abuelos,era muy entretenido,
aun que muy tenebroso.
Un abrazo amiga que estes bien.

Xiomara dijo...

Fue una grata travesía por tus letras me sumergí en ellas con sumo placer…llena de cantaros de detalles y apasionantes metáforas…besos

Unknown dijo...

que lindo lo que has traído!!
me gustan las historias con una mezcla de leyenda y realidad..

gracias!!
besoss

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Esas llaves que encierran lo prohibido suelen despertar no sólo curiosidad, sino pasiones y desvelos. Cabría decir que siempre es mejor vencer la tentación...aunque hay otras veces en que...vale correr los riesgos!


un abrazo.

◊ dissident ◊ dijo...

Precioso y con enganche.

Felicidades!

Milo Pratt dijo...

¡muy buen relato Eva! Introduces muy bien al lector en esa maraña de sensaciones infanto-adolescntes... escribes realmente muy bien...

ese tono levemente erótico que comienza a insinuarse al final esta muy bien logrado, se entrelaza con la curiosidad del personaje en el mismo modo en que se entrelaza la melodía con las sensaciones... el penúltimo parráfo es una maravilla, prosa poética prácticamente... girasoles gigantes, pastizales sin límites, sembradíos de luz... todas preciosas e inasibles imágenes!

un abrazo!

Anónimo dijo...

excelente relato y mensaje. me gusta.
besos

Fiaris dijo...

Eva vengo a agradecer tu visita y comentario ,¿tienes un cafecito?me quedo un rato se pasa bien por aqui cariños Uruguayos

Teresa dijo...

Hola Eva, he leído tu relato con verdadera atención, nada ni nadie, me quito la vista del ordenador, tanto me gusto...

Yo ya deje de correr riesgo, pero entiendo que quien es aún joven tiene la valentía y a veces la osadía de abrir con esa llave pequeñita.

Muchos besos y un abrazo desde el corazón



ღ°´¨)
¸.•´¸.•ღ°´¨) ¸.•ღ°¨)
(¸.•´ (¸.•`ღ° ..:¨¨ღ°¨ღ°teresaღ°¨ღ°¨ღ°

pelicanopitekus dijo...

Exelente relato-cuento.Preciso,al hueso como debe ser.Me llevaste sin apelación ,desde la cocina a la escala,a la sala de música,a la pasión,sin darme tiempo a distraerme en ese immenso caserón.Un nock-out.
Abrazos.

SUSURU dijo...

Qué interesante!!! y muchas gracias x pasar x mi blog.

sos de Buenos Aires?
yo sí. besos porteños.

la pregunta, simple curiosidad.

Claudio dijo...

Hola Eva me alegro que te guste mi blog. Respecto a lo que dices, es verdad que mientras que uno mantenga la inspiración activa y el deseo de compartir sus ideas estaremos escribiendo la biblioteca del futuro ;).

Un abrazo enorme y bienvenida.
Siempre es una alegría ver nuevas caras.

Por cierto bonito blog, muy bello.

Otro abrazo =)

La Dame Masquée dijo...

Muy hermoso relato, madame, todo tan deliciosamente descrito.
Las cerraduras estan hechas para abrirse, por eso tienen llave. Asi que hizo muy bien en infringir la orden!

Feliz tarde

Bisous

Liliana G. dijo...

¡¡Qué hermosoooooo!!

Me encantó tu relato, Eva, el misterio, el embrujo, el secreto..., todos ingredientes que hacen a la magia del buen leer.

Besazos :)

Silvina Duprat dijo...

Bueno, no sabía que también escribías relatos...una sorpresa, y la verdad, me encantó, te atrapa hasta el fin. Tienes una excelente redacción, que atrapa y envuelve.Felecidades, amiga!!! muy bello lo tuyo. Besazos!!!!

Equipo de Bitácora (M-L) dijo...

Gracias Eva por tu acertado comentario en mi espacio, y aunque llegaste desde otro Blog, yo suelo leer el tuyo, jijiji, soy seguidor desde hace mucho tiempo…
Un saludo.

La abuela frescotona dijo...

Eva paso a dejar mi saludo de Pascuas, no he leído tu relato, que veo por los comentarios es muy bueno, tengo la casa llena, regreso a verte querida amiga.
Felices Pascuas¡¡¡¡

Juan Antonio Torron Castro dijo...

Un escrito realmente bonito, que contiene una gran imaginación.

Un saludo grande.-

Anónimo dijo...

Tienes una imaginación maravillosa para la infancia.
Bravo por este cuento!!!!

Un fuerte abrazo.

Adriana Alba dijo...

Felices Pascuas! y un abrazo.

Sauze dijo...

Qué bien escribes, Eva. me ha enganchado desde el principio.
besos, gracias por tu mensaje en mi espacio

emejota dijo...

Gracias por encontrarme, me gusta mucho tu blog y me quedo. La flor, esa flor, humm me dice mucho, la tengo en mi dormitorio. Abrazo.

MAJECARMU dijo...

Eva,el alma de los siglos está siempre contigo,en la crítica del arte,en los poemas y en los cuentos..Nos llevan paso a paso por un camino profundo y encantado a nuestra niñez..Allí en las casas de mis tias-abuelas buscaba por todos los rincones,libros,cuadros,recuerdos y zapatos,que me trasladaban a otros tiempos..!

Es un placer venir a tu espacio,que nos ilustra,nos enriquece y nos hace crecer.

Feliz fin de semana y que la providencia te dé salud e inspiración para seguir cerca de todos.
Mi abrazo otoño-primaveral.
M.Jesús

Alma Mateos Taborda dijo...

Realidad y ficción se entremezclan en este genial relato , con secuencias magistralmente concatenadas. Felicitaciones y Felices Pascuas! Un abrazo.

Adelina dijo...

Me gustan tus relatos.

Un beso.

Tatiana Aguilera dijo...

Eva:
Leer tu relato me ha renovado mis mermadas energías. Te felicito, el escrito es bello, bien elaborado, con ricas metáforas, cadencia y musicalidad.
Un beso amiga

El Gaucho Santillán dijo...

Buen relato. Bien escrito.

Realmente me gustò.

Un abrazo.

Marisa dijo...

Excelente y entrañable relato, tanto en forma como en contenido.
Gracias por visitar mi blog, yo con tu permiso, seguiré el tuyo. Es un verdadero placer leerte.
Un saludo.