Francia, 1819 - Suiza 1877
Escandaloso, peligroso, encarcelado y expatriado
" Quiero morir como un hombre libre, sin depender de ningún poder ni religión "
Si bien la Pintura (así como el arte en general) puede abordarse desde múltiples facetas pues, inserta en el transcurrir de la humanidad, conectada está con todos sus aspectos, me atrevo a plantear que, en rigor, la historia de la pintura es el devenir constante de temáticas y estilos que van modelando continuidades y rupturas estéticas según como la Forma se relacione con el Contenido que aborda o, dicho de otro modo, según el tratamiento estilístico de los temas. La elección de éstos así como la permanencia de algunos, la supremacía o la desaparición de otros, nos habla ya sea de un "criterio de época" oficial y empoderado, de un enfoque subversivo y antisistémico o, de ambas facetas en paralelo. Mas, siempre ello se refleja en las Obras así mismo como éstas le construyen y definen.
La segunda mitad del siglo XIX, está marcada fuertemente por la impronta innovadora y revolucionaria de Gustave Courbet -un Maestro radical tanto en su oficio como en su pensamiento y activismo político- quien, tras la supremacía del Romanticismo preferentemente asiduo a lo histórico y lo mitológico, manifiesta en su Obra la desvinculación con las temáticas instituidas y la puesta en la pintura de asuntos que no tenían cabida. Esta reformulación no se da únicamente en los contenidos y mensajes si no también en el modo estilístico de expresarlos. Padre del Realismo, heredero del Naturalismo de Caravaggio, del barroco personalísimo de Velázquez y Rembrandt, llevó la desmitificación del Arte de la Pintura a un extremo hasta entonces desconocido. Lo hizo descender de lo idealizado, lo despojó de su sitial de privilegio al lado del poder de turno, lo trajo de vuelta luego de la evasión romántica -cualquier lugar menos éste, cualquier tiempo menos ahora- para situarlo antagónicamente en la contingencia del hoy y del aquí, representado en la vida cotidiana de la mayoría, en el día a día de campesinos y trabajadores. Para Courbet, la Pintura podía y debía contribuir activamente en combatir las injusticias sociales y, para ello, el estilo adecuado era el Realista en tanto rebelión contra el academicismo y sus fórmulas establecidas, en tanto traspaso fidedigno y descarnado del acontecer, sin esconder, sin exotismos ni subjetividades fantasiosas.
Dos niñas sin nombres ni apellidos, dos pequeñas embuidas en una lectura compartida, un ambiente sin color que podría ser tosco pero que, por el contrario, adquiere finura y sutileza; una realidad irrelevante desde la óptica del sistema, es lo inadmisible, lo feo, lo marginal que se convierte en Obra. Y es escandalosamente subversiva su belleza, una belleza despojada, técnicamente austera, sin efectismos ni aspavientos, sin adornos, grandilocuencias ni remilgos, tal y como la escena que retrata. La ruptura de Courbet es total y coherente: es lo que pinta y como lo pinta; tema y estilo, técnica, forma y estética responden a un mismo sentido y modelan una misma propuesta. Su maestría se expresa en la economía de medios mediante la cual consigue esa verosimilitud -formal y humana, externa e interna- y conmueve la luz que el artista imprime y que parece fundirse con la propia luz de los personajes y del libro, una expresión calma y a la vez intensa que parece surgir sin ser buscada como fruto espontáneo de la vida, eslabones de momentos íntimos, desapercibidos para el cuerpo social y político.
Las Cribadoras y Los Picapiedreros dan cuenta de la importante veta social y testimonial de este artista. Se vuelca a lo popular sin dramatismo, sin apelar a emociones exacerbadas, simplemente exhibe, muestra, y a través de su pintura permite que circule lo que ha estado invisibilizado para y por el arte, pues, si bien, a lo largo de la historia de la pintura, la temática del pueblo había tenido algún lugar, se abordaba desde un enfoque pintoresco y folclórico, plasmando costumbres típicas y locales en entornos festivos, o demonizando y estigmatizando dichas usanzas vulgares. Courbet expone la sumisión al trabajo, el cansancio, la subsistencia. Nuevamente podemos apreciar la correspondencia entre los mensajes y el estilo: estas pinturas tienen un sello gráfico que las une más a la imagen de un pasquín que a la pintura de caballete. Como en toda su producción Courbet utiliza el color de un modo moderado, generalmente en gamas parejas con algún toque de color contrastante; prefiere enfatizar el dibujo de formas claras y el modelado de las luces y las sombras.
Desnudos anticlásicos y anárquicos. Mujeres desnudas, ni Venus, ni musas ni diosas; ni alegorías de la primavera ni de la libertad, ni de la tragedia ni de la república; aliviadas de las cargas simbólicas, religiosas, sociales y culturales que caracterizaron siglos y siglos de permanencia de este tópico en la historia de la pintura. Son mujeres reconocidas como hembras, alejadas de la connotación de la maternidad, cuerpos sexuales y sensuales; por vez primera en la extensa trama de esta temática, la desnudez femenina se plasma desde lo puramente erótico situando a la mujer como dueña y señora de su sexualidad y su erotismo, legitimándola allí; una afrenta al puritanismo, una revolución profunda e incendiaria, una estocada en el centro del poder patriarcal y conservador.
Es ciertamente magistral la realidad que captura en estos cuerpos, la traducción de sus recovecos, volúmenes y carnaciones, sus hendiduras, concavidades y declives; la incidencia lumínica sobre las pieles. Rompe con todos los cánones posturales y gestuales; estas mujeres no se nos presentan como modelos posando según criterios institucionales, son reales, de carne, de hueso y de sangre.
Dos niñas sin nombres ni apellidos, dos pequeñas embuidas en una lectura compartida, un ambiente sin color que podría ser tosco pero que, por el contrario, adquiere finura y sutileza; una realidad irrelevante desde la óptica del sistema, es lo inadmisible, lo feo, lo marginal que se convierte en Obra. Y es escandalosamente subversiva su belleza, una belleza despojada, técnicamente austera, sin efectismos ni aspavientos, sin adornos, grandilocuencias ni remilgos, tal y como la escena que retrata. La ruptura de Courbet es total y coherente: es lo que pinta y como lo pinta; tema y estilo, técnica, forma y estética responden a un mismo sentido y modelan una misma propuesta. Su maestría se expresa en la economía de medios mediante la cual consigue esa verosimilitud -formal y humana, externa e interna- y conmueve la luz que el artista imprime y que parece fundirse con la propia luz de los personajes y del libro, una expresión calma y a la vez intensa que parece surgir sin ser buscada como fruto espontáneo de la vida, eslabones de momentos íntimos, desapercibidos para el cuerpo social y político.
Las Cribadoras y Los Picapiedreros dan cuenta de la importante veta social y testimonial de este artista. Se vuelca a lo popular sin dramatismo, sin apelar a emociones exacerbadas, simplemente exhibe, muestra, y a través de su pintura permite que circule lo que ha estado invisibilizado para y por el arte, pues, si bien, a lo largo de la historia de la pintura, la temática del pueblo había tenido algún lugar, se abordaba desde un enfoque pintoresco y folclórico, plasmando costumbres típicas y locales en entornos festivos, o demonizando y estigmatizando dichas usanzas vulgares. Courbet expone la sumisión al trabajo, el cansancio, la subsistencia. Nuevamente podemos apreciar la correspondencia entre los mensajes y el estilo: estas pinturas tienen un sello gráfico que las une más a la imagen de un pasquín que a la pintura de caballete. Como en toda su producción Courbet utiliza el color de un modo moderado, generalmente en gamas parejas con algún toque de color contrastante; prefiere enfatizar el dibujo de formas claras y el modelado de las luces y las sombras.
Desnudos anticlásicos y anárquicos. Mujeres desnudas, ni Venus, ni musas ni diosas; ni alegorías de la primavera ni de la libertad, ni de la tragedia ni de la república; aliviadas de las cargas simbólicas, religiosas, sociales y culturales que caracterizaron siglos y siglos de permanencia de este tópico en la historia de la pintura. Son mujeres reconocidas como hembras, alejadas de la connotación de la maternidad, cuerpos sexuales y sensuales; por vez primera en la extensa trama de esta temática, la desnudez femenina se plasma desde lo puramente erótico situando a la mujer como dueña y señora de su sexualidad y su erotismo, legitimándola allí; una afrenta al puritanismo, una revolución profunda e incendiaria, una estocada en el centro del poder patriarcal y conservador.
Es ciertamente magistral la realidad que captura en estos cuerpos, la traducción de sus recovecos, volúmenes y carnaciones, sus hendiduras, concavidades y declives; la incidencia lumínica sobre las pieles. Rompe con todos los cánones posturales y gestuales; estas mujeres no se nos presentan como modelos posando según criterios institucionales, son reales, de carne, de hueso y de sangre.
El origen del mundo
Hito en el transcurrir histórico del Desnudo, aquí se manifiesta en su máxima expresión la condición de Manifiesto que la Obra de Gustav Courbet posee; complexión y carnosidad que son proclama, su declaración de principios éticos, estéticos y poéticos; sociales, culturales y políticos; todo ello en la figura femenina desposeída de tabúes, censuras y prejuicios. Todo en esta pintura es inaugural y de vanguardia: el título -el origen se traslada desde el útero a la vulva-, en un primerísimo primer plano el vello pubiano y los labios (antes jamás representados), una composición absolutamente inedita, el cuerpo en un atípico escorzo, fragmentado y descabezado, con el "clásico" paño en una ubicación inusitada; los pechos que siempre fueron el signo femenino por antonomasia pierden supremacía, se alejan y entregan su protagonismo a la zona vedada, aunque por ello mismo, ese no mostrarse completamente, el pezón semi oculto y la tensión y el contrapeso con los genitales, entregan finalmente un desnudo que estremece los sentidos y asombra por su verdad.
Gustav Courbet es un anárquico de la pintura, un tremendo rupturista poseedor de un altísimo oficio: rompe el pacto del artista con el poder y rompe la alianza con el público en tanto no conceptúa su arte como fuente de deleite para espectadores selectos, no pretende complacer si no escandalizar, provocar, agitar, transformar. Y ello, es una toma de posición vanguardista, la fértil semilla que provocará el cambio descomunal de la pintura a partir de los inicios del siglo XX.
36 comentarios:
Courbet, nada menos.
Te pone la sangre caliente.
Mas Courbets, y menos Picasos!!!
Buena reseña.
De lo que gusta leer.
Un abrazo.
Evita este post magnífico (como todos los tuyos) y me parece que la pintura de Coubert además de lo señalado, deja testimonio fidedigno de una época en sus usos y costumbres y libera los parámetros de lo que constituían hasta ése entonces belleza, verdad, bondad; ya que estas tres virtudes, como sus antagónicas, las encontramos en toda la naturaleza sin excepción. Un gran abrazo. Ya voté por cinco concursantes más ("todo está consumado")
Siempre me ha llamado la atención su obra, que como su vida se prestó a la polémica y a interpretaciones diferentes. Me resulta demasiado pulido, demasiado relamido, para ser aún un pintor de la realidad: el dibujo clásico constriñe su obra.
Sin embargo reconozco en él a un pintor rebelde y personal que priorizó el dibujo sobre la pintura y que eligio temas distintos.
Un saludo.
Su iper-realismo va más lejos, es tremendamente sutil y provocativo.
Ni escuela que endosarle aunque él creó escuela, Courbet pintó funerales de trabajadores, estudios de pintor, autorretratos, pintó los dos cuadros más bellos de su época, el amor lésbico, absolutamente exquisito, y el origen de la vida, obra que hoy en día provoca escandalo, lo he visto personalmente, la gente se aparta, es una pintura directa y hermosísima, un poema erótico una declaración de intenciones, carne, sexo, prespectiva primer plano.
Hasta la vista Eva, !salve!
En 1855 expuso algunas de sus obras en el Palacio de las Artes de la Exposición Universal de París, pero al ver el rechazo del jurado hacia algunos de sus cuadros decidió inaugurar una exposición individual ubicada en las proximidades del campo de Marte, a la que bautizó con el nombre de "Pabellón del Realismo". Entre las obras que exhibió en dicho lugar cabe mencionar El taller del pintor, en el que retrataba a todas las personas que habían ejercido cierta influencia en su vida.
«si dejo de escandalizar, dejo de existir».
Creía que el arte podría subsanar las contradicciones sociales.
Desde luego fue un exclente pintor y dejó cuadros bellísimos para la posteridad.
Lástima que muriese de cirrosis por pasarse con el alcohol
Como siempre Eva genial tu exposición, Te felicito.
Un beso
Gracias de nuevo, Eva, por la maestría de tu explicación. Conocía el cuadro de los genitales femeninos pero me faltaba el conocimiento del autor. Una vez más, lo has bordado. Un fuerte abrazo.
El Origen del Mundo, aun a pesar de su honesto y coherente título –ajeno a Courbet, por supuesto–, siempre fue una obra irresistible y crítica; ya en su primera exposición, cuando se le preguntó al artista sobre la identidad de la modelo, contestó Courbet con rotundidad: “El coño soy yo”. Y es bien probable, dado que su amante reconocida, una irlandesa llamada Joanna, era pelirroja. Courbet, personaje escandaloso y libertino, además de altanero y desafiante, bien podía ser un coño. De hecho, cuando alguien visita el museo d'Orsay, suele exclamar cuando pasa por una de las salas laterales de la planta baja... "mira, el coño de Courbet".
Un beso Eva, y un abrazo para Chile desde Barcelona
saransansansan... qué fuerte Courbet! pocas mujeres pintoras en esa época no! bellísimas pinturas, tan realistas, tan del hombre. sus fantasías, sus curiosidades y su proclama. No hay cuerpos masculinos pintados de semejante manera. Quién ha determinado la no belleza del cuerpo del varón como para que sea siempre el de la mujer exponiendo su pudor? Podemos decir que toda la obra artística y arquitectónica es masculina básicamente? Viril toda diríamos. Cuándo empieza la mujer a expresarse absolutamente desde lo femenino? Sin masculinizarse. Sin pornografía como vemos algunas muestras hoy. lo artístico, lo erótico, representando al varón. Hay?
Eva , muchas gracias por ilustrarnos. Tus post son didácticos y muy entendibles aún para quienes no estamos precisamente "en el tema".
Un abrazo.
No sé con cuál me quedaría, es de una naturalidad espeluznante. es como si nos dijera a la cara: "No huyáis de la realidad, que no os asuste, es tan cruda como hermosa" y lo consigue. Es tan vivo como que se observa cada día. Gracias, hacía mucho tiempo que no recorría las imágenes de este autor. Ha sido genial recordarlas.
Abrazos.
Gracias por esta clase de arte y pintura. muy curioso el pensamiento de Courbet.
besitos.
Innovador, atrevido y descarado. Subversivo, también???
Saludos, dulce Eva
qué decirte, Eva? simplemente: maravilloso!
una entrada excelente, como siempre.
un fuerte abrazo!
Disfruté tremendamente tu post y además ya fuí donde la pluma afilada, que adicción!!!! mucho que leer, que ver... Gracias Eva
Un abrazo,
PD: parece que me falta votar por otras 5, ahora voy.
Eva, una entrada muy interesante y completa. Siempre he admirado a este pintor, pero no conocía los desnudos. Impresionantes.
Un abrazo libertario... en la senta de todos las personas que persisten en tener pensamiento propio.
¡Que belleza en las mujeres desnudas! tan finas y esa desnudez tan bella.
Besos wapa.
Querida Eva:
Hace ya dos años que tuve la feliz oportunidad de contemplar y maravillarme con las obras de Gustave Courbert, en el Museo D´Orsay en París. Ciertamente que la técnica del artista rompe con lo clásico, con lo preestablecido en el arte y en lo político. Impresiona su estilo pero hay que mirarlo y "paladearlo" sin prejuicios y con una actitud totalmente abierta a su propuesta pictórica. No es necesario decir más cuando ya tú Eva has hecho una magistral reseña, que a su vez es un análisis muy sesudo, de la obra de Gustave.
Un beso y muchos cariños.
Eva, me encantó tu semblanza sobre Gustave Courbert que ha sido el resultado de los tiempos en que le tocó vivir y como el mismo decia:
"Cada época debe tener sus artistas que la expresen y reproduzcan para el futuro".
Un saludo
Casi diría, que sus cuadros mejoran a la mejor fotografia.
Un beso
Nela
Excelente pintor, e impresionantes tus comentarios. Arte el de Courbert, transgresor para la época, comprometido con lo social, rompedor de moldes, realista, alejado del rebaño en busca de la exquisita expresión personal.
Una delicia.
Gracias, Eva, por traernos a este pintor, sus cuadros y tu comentario.
Siempre se sale henchido de arte de tu blog.
Un beso.
No sé, amiga Eva, con qué sorprenderme más, si con lo que dice de este magnífico artista o con la manera tan generosa con la que usted lo hace. Es tal su facilidad para el lenguaje que al leerla uno no puede por menos que sentirse desbordado. Su cerebro izquierdo debe de estar especialmente dotado. No puedo imaginar cómo será poder disfrutar de su conversación.
Gustave, magnífico; Eva, magistral.
¡Qué sana envidia!
Gracias Eva por estas clases de arte, tan didácticas, con que nos ilustras a todos. Es un placer pasar por tu blog. Un saludo
Hola Eva! Cuando leía tu entrada y observaba las obras de Courbet, vinieron a mi mente dos obras de dos pintores argentinos "El despertar de la criada" de Eduardo Sívori y "Sin pan y sin trabajo" de Ernesto de la Cárcova. El primero mide 195x131 cm, inusual para pintar a una criada y además desnuda. El segundo es un reflejo de la terrible situación de la familia de un obrero en aquellos tiempos. Esta última obra me impactó particularmente cuando pude verla en el Museo, es que acaparó mi atención ni bien puse los pies en la sala.
Obras que provocan, desafían. El espectador no se va como entró al verlas. Lo he comprobado.
Te mando un beso!
Yo quiero vivir como una mujer libre, que lo otro ya llegará. Me encanta Courbet, su anarquía y su no quedarse con lo establecido. Me gustan los que van siempre más allá, los valientes.
Por cierto..conseguí votar...donde están mi bocadillo y mi refrresco??. jaja.
Besos.
Logra una exposición emocional e ideológica impresionante. Ahora que tú lo tratas desde las bases históricas de su tiempo, quizá sea más entendido que juzgado, pues su arropo expresivo sigue causando conmoción de ideas y emociones humanas. Me gusta Courbet, y
Eva, has desarrollado el tema de forma profesional.
Mi saludo fraterno.
La pintura "El origen del mundo" contrasta con el mito religioso del origen del mundo que circundaba al artista.
Despojar de moralidad o moralina las lecturas de arte es un ejercicio y oficio difícil de manejar al modo y estilo como la editora de este artículo lo hace.
El artista se juega su vida en una propuesta plástica que compromete rupturas drásticas con la academia y las tradiciones pictóricas, su alusión y encarnación del desnudo femenino es la fruición de la aventura y el enfrentamiento que transforma cimientos históricos en la costumbre de mirar y de interpretar.
Reinterpretar el origen es abrir horizontes y sobreponerse a las concepciones que colapsan como respuesta a una redención genuina y fiel de lo humano.
Gracias por tu lección, un fortissimo abrazo con brío.
Hola, Eva. Gracias por seguirme. Me vine hasta aquí y me quedé atrapada con este maravilloso arte. Gracias por compartirlo.
No pude menos de recordar a otro amigo Courbet que anda haciendo de las suyas en los blogs, jeje.
Un beso para ti. Te sigo.
Courbet, mi fascinación, uno de mis pintores de culto, mi secreta obsesión...Lástima que no colocaste a "Le Sommeil" en toda su magnificencia, es un cuadro estéticamente bello, que perturba a moros y cristianos. La perfección de la línea, el colorido y expresión de esos rostros y sobretodo el erotismo y sensualidad que hace del cuadro un refinado deleite sensual, que rompió con el morbo de esa época...
Un beso Eva, brillante exposición.
Veo dos estilos distintos., aunque ambos realistas, la pintura de los trabajadores del campo, real, y el ambiente no se si llamarlo denso el resto de los cuadros. Aprendo a ver con otros ojos, gracias a tus comentarios.
Hola, Eva:
Fue un verdadero adelantado a a su tiempo, tanto en lo artístico como en lo personal, gracias por compartir tan valiosa información.
Abrazos.
Eva, muy buena tu entrada. No lo conocía al artista, coincido con tus lectores, fue todo un adelantado.
Gracias por enseñarnos.
Cariños y buenfinde.
Sencillamente...BELLO!!
Feliz fin de semana
Gustav Courbet,nos impresiona por su naturalidad,que muestra la sencillez del sentimiento tal cual...La dureza y rutina del trabajo,lo sensual y lo sexual sin máscara,ni disimulo...!!
Su pintura,denuncia,desnuda,retrata y refleja la realidad humana de forma prosaica,personal y cercana.
Mi felicitación por tu excelente exposición,Eva.
Te dejo mi abrazo inmenso y mi ánimo siempre.
M.Jesús
muy buen texto, te felicito, gracias Eva por darnos el agua que necesitamos
dv
Perdón Profe Eva, por la larga ausencia!!!!!!!! Vuelvo feliz a sus clases...
No conocia tu blog y te seguiré de ahora en adelante.
Siempre me gustó Courbet por su realismo, por su pintura sincera sin velos y porque en su época e incluso en la nuestra siempre hubo un ocultismo a algo tan natural como es el cuerpo que todos tenemos y que las mala moral religiosa ( todas) hacen que algunas personas se avergüencen de él.
Un saludo.
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